Somos igual que drones a control remoto Naief Yehya

Somos igual que drones a control remoto Naief Yehya

El escritor Naief Yehya explora en su nuevo libro la tecnologizaciГіn de cada la de las experiencias humanas

El periodista Naief Yehya / CortesГ­a | Debate

Eduardo Bautista | El Sol sobre MГ©xico

Por cada like en Twitter, cada match en Tinder, cada trayecto sobre Uber, el ser persona se convierte en dron. Suena a locura, sin embargo no lo serГ­В­a. Son En seguida las mГЎquinas las que tripulan al hombre. Basta con dar la ubicaciГіn en Waze Con El Fin De continuar, casi a ciegas, las indicaciones sobre un celular. Basta la charla en sexo para que G gle, en min., nos recomiende fГ­ВЎbricas de condones.

La dronificaciГіn del universo debido a comenzГі asГ­В­ como sobre eso estГЎ convencido Naief Yehya, Algunos de los autores que mГЎs ha texto en el cyberpunk, esa ideologГ­a que hace mГЎs de 30 aГ±os hablГі acerca de lo que bien comienza a suceder la tecnologizaciГіn sobre la totalidad de las experiencias humanas en https://hookupwebsites.org/es/skout-review la atmГіsfera sobre desigualdad social desplazГЎndolo hacia el pelo desastres climГЎticos o biolГіgicos. El cyberpunk, observa el autor, retrata ese momento en que la interacciГіn se reduce a datos desplazГЎndolo hacia el pelo los varones aprenden a habitar el planeta con mentes maquinales o hГ­bridas controladas por los grandes corporativos.

“¿Cuándo íbamos a imaginarnos que, en una pandemia, las únicos que iban a quedar seguros en las calles serían las máquinas? En Europa, los drones dan indicaciones a los consumidores con el fin de que regresen a las casas. Las aplicaciones nos dicen qué consumir, con quién platicar o qué adquirir. El dron, la máquina, por fin impone órdenes”, dice Yehya, quien acaba de publicar su nuevo ejemplar, ambiente dron corto historia ciberpunk de las máquinas asesinas (Debate, 2021).

En este ameno desplazГЎndolo hacia el pelo revelador preparaciГіn, el autor acento sobre lo inquietante que puede resultar el contraste dentro de las avances tecnolГіgicos de el capitalismo sobre vigilancia desplazГЎndolo hacia el pelo la decadencia sobre sociedades que viven inmersas en la desigualdad social, el marchas climГЎtico desplazГЎndolo hacia el pelo la mercantilizaciГіn de lo persona.

Todo ello lo hace Gracias al estudio sobre un mecanismo que lleva entre nosotros muchos años de vida el dron. Una máquina que, si bien se ha utilizado de la guerra —con consecuencias mucho más fatales, dice Yehya—, En la actualidad dispone de otros usos así­ como resignificaciones en la vida cotidiana.

“Lo que Hoy vemos en esta pandemia son los drones humanos, hombres en motocicleta entregando condumio a control remoto desde la app con inteligencia artificial que conoce a la prototipo tu ubicación, tus gustos y no ha transpirado tu cuenta del banco. Nos dronificamos de rescatarnos a nosotros mismos porque afuera Existen un virus mortal. Vaya ironía social”, reflexiona.

Otro fenómeno que ha sucedido a lo largo de el confinamiento, a hablar de sobre Yehya, serí­a la “z mbificación”, término relacionado con el funcií³n invariable de Z m durante esta pandemia. Las videollamadas, dice Yehya, han traumatizado la pauta sobre una recien estrenada forma sobre convivencia social, igual que en la cinta sobre ciencia ficción. Aunque ninguna cosa sea de balde, por motivo de que cuando ingresamos a Z m o cualquier otra empleo o trabajo de G gle, Apple o Microsoft, en inconsciente regalamos información a las enormes corporativos de Silicon Valley, de acuerdo con los últimos reportes sobre protección de el mismo gobierno estadounidense.

“Los Uber igualmente son la especie de drones humanos. De evidente manera, hoy todo el mundo somos drones tripulados por nuestros teléfonos celulares. Con Waze vamos a donde sea, sin embargo pequeño las órdenes sobre una cabeza maquinal que un conmemoración será apto de algo más que guiarnos por la ciudad”, afirma el Asimismo autor sobre libros como Pornocultura El espectro sobre la salvajismo sexualizada en los medios (2013) así­ como Tecnocultura. El espacio familiar transformado en tiempos de tranquilidad así­ como guerra (2012).

Naief Yehya vive en novedosa York, pero recuerda con muchisima claridad cuando la civilizaciГіn cyberpunk asГ­В­ como la fijaciГіn por las teorГ­as conspiratorias eran temas sobre unos cuantos, en la maneras de vida underground cuyas publicaciones alternativas se encontraban en el tianguis de El Chopo sobre la localidad de MГ©xico, uno de los mayores refugios de el rock y no ha transpirado el punk nacional.

Y no ha transpirado es que, en un inicio, la red fue ese refugio que vendiГі al varГіn una de estas ideas mГЎs romГЎnticas en la historia sobre la civilizaciГіn el disponible comunicaciГіn a la civilizaciГіn y a la patrimonio como consecuencia de una tarima absolutamente democrГЎtica que le darГ­a lugar por igual a la marca que al hijo de el amigo, recuerda Yehya.

“La idea era apropiarse al completo, utilizarlo todo a nuestro forma, sobre la forma bastante punk, e ignorar a las corporativos así­ como a las instituciones que se creían dueñas de la ciencia. Creímos que, con la advenimiento sobre Internet, la ciencia se democratizaría bajo esta noticia de que cualquier estuviera disponible desplazándolo hacia el pelo gratuito en la red. Cualquier lo cual era muy distinguido, No obstante había un precio los derechos de todo el mundo las creadores estaban estando violados”, dice.

Posteriormente, irrumpieron las desmesurados corporaciones “En un comienzo, (las corporaciones) habГ­an quedado totalmente marginadas, No obstante escaso an escaso empezaron a colarse. Primero existiГі esta idea sobre que todos tendrГ­amos las mismas oportunidades sobre ofrecer nuestros servicios o expresar modelos ideas. Sin embargo veloz nos dimos cuenta que eso era la bonita fantasГ­a, y que tenГ­a mГЎs oportunidades CocaCola que Naief Yehya “.

El ideal sobre Internet, al final, nunca se cumpliГі. “En poquito lapso las jerarquГ­as verdaderas entraron, el la red empezГі a fluctuar, a marginar a las individuos y no ha transpirado a privilegiar a las corporaciones hasta que Г©stas recuperaron el alcanzar del que habГ­an sido relegadas. AsГ­В­ como fue por lo tanto cuando nunca sГіlo entraron las corporaciones, sino las gobiernos y las compaГ­В±ias de inteligencia. Pasamos de un discurso rebelde desplazГЎndolo hacia el pelo contestatario an alguno de sumisiГіn desplazГЎndolo hacia el pelo control”, concluye Yehya.

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